jueves, 21 de marzo de 2013

HAY QUE SEGUIR...VALIENTES...HAY QUE SEGUIR.

Todo estaba preparado con el mino y con la seguridad de que nada se había dejado a la improvisación. Andares de hombres maduros habían acariciado la dulce piel de esta Ciudad Real nuestra. Las frías noches de este invierno, se habían caldeado con unos ensayos pletóricos de calor cofrade y raza costalera. Todo, absolutamente todo, estaba como debía estar.
El paso vino sobre los suyos y pasó la estrecha puerta como debía, sin un roze, sin una duda, sin un susto, poco a poco, muy poco a poco. Y ya dentro del templo, el acorazado con aroma de cedro, se alzó majestuoso esperando que sobre el, pusiera Su grandeza y Su divinidad el Hijo de Dios.
Y se puso, vaya que si se puso, con la solemnidad de la gente que hace las cosas sabiendo lo que hace y lo que se tiene entre manos, en esa noche de los claveles, que por ser igual, siempre es distinta, por ser noche se hace día, por ser única, siempre se repite.
Niños y mayores, todos gente de sangre morada, se apiñan con una única misión, poner todo su esmero y todo el más exquisito gusto para que EL luzca más que el sol. Y es que cuando todo acaba y los albores de un nuevo día que nace despuntan al final de la calle Mata, aunque el sol no salga hay una luz que brilla más por San Pedro.
Terminó el fin de la espera, y como todo final que está preñado de emoción, viene aliñado con esas lágrimas de lo que por tanto se ha sufrido, lo que por tanto se ha gozado... Llovía, y la espera de la plenitud se ha alargado un poco más. No se le pudo ofrecer el fruto de esa esencia suprema del buen gusto y del son en los andares. Yo se que le hubiese gustado salir.
Ahora queda mirarte una semana más, mirarte en soledad, mirarte en donde nos gusta verte, ... sobre Tu paso. Cargado con la Cruz grande, con la mejor túnica, con todo lo Tuyo perfectamente preparado. Pero esa espera, a los que sabemos que sacarte a la calle es un compendio de personalidades, una de gloria y luz para Ti y para nuestra Ciudad Real, y otra serena, silenciosa, envuelta en la meditación profunda de los sentires, se nos hace todo un poco triste. 
Llegará la madrugada y saldrás si quieres, aunque creo que Tu no estás en esas cosas. Creo que la lluvia, el frio, o cualquier otro contratiempo, no viene como castigo o como lección de humildad. Eso son cosas que pasan. Tu estás por encima de todo eso. Tu estás por encima de estrenos, de bandas, de superficialidades. Tu estás en nuestro corazón, y allí dentro estás solo. Solo para decirnos, en ese silencio atronador de Tu voz de DIOS, que HAY QUE SEGUIR VALIENTES...HAY QUE SEGUIR.
(FOTOS: Jorge González Rivas).
 
 

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