martes, 13 de marzo de 2012

EL BESO DE JUDAS.





Andaba con un rumbo fijado a golpe de fe en lo que hacía y siempre de frente. Con la dicha de saberse dentro de un ambiente pleno de vida y de sensaciones varias, pero firmes. Era feliz, o lo parecía, porque estaba donde quería y con quién quería. Arropado por los suyos, defendido hasta los últimos límites. Y con esencia de un poderío sublime, tenía la dignidad por bandera, aunque siempre dijo que eso sólo lo sabían los elegidos.


Admirado por todos y envidiado por más, pasaba siempre lanzando el izquierdo como hacen los flamencos,¿Quizas con chulería?…(Pero como jodía esa chulería)... Chulería que estaba forjada en las mil batallas por las que fue guerreando en su vida y que a veces le dio la amarga experiencia de la derrota, aunque a su manera, siempre salía victorioso.

Los suyos, que siempre fueron pocos, tampoco lo tenían muy claro y dudaban, porque a veces era inaccesible, inmutable, casi todopoderoso…pero lo admiraban y respetaban. ¿Cómo no se va ha defender a alguien que es capaz de morir por los suyos?.


Un buen día se dio cuenta de que ese maravilloso mundo creado a su alrededor pretendían desmoronar en pedazos, y que casualidad, fue uno de los suyos el que lo traicionó. Se fió de un beso de amistad y ese beso fue la señal de su suplicio.


Penó, sufrió física y moralmente el desprecio y la tortura; pero no sabían a quien se enfrentaban…y sin una mala palabra, volvía y volvía a poner la otra mejilla. Nadie podía comprenderlo. Y todo empezó con un beso…….TRAICIONERO. Y esa fue la gran batalla de la que, pasado el tiempo, también venció. Sólo era cuestión de paciencia y de FE.

No hay comentarios: